lunes, 1 de abril de 2019

Sufro ergo sum




Seamos sinceros, nuestro dolor emocional solo es consecuencia de nuestra perspectiva sobre el mismo. Tenemos la capacidad de decidir nuestro nivel de aflicción...aunque resulte complicado. Mantener la cabeza y el alma serena no parece una cualidad propia del ser humano, y sin embargo, no dejo de pensar que la única posibilidad de conseguir vivir en paz con uno mismo es de ese modo.
Cuando alguien nos hace daño nos preguntamos por qué. Nos enzarzamos en una lucha interna para intentar descubrir cómo dejamos que pasase. Lo hacemos para poder comprender el ataque del otro. Nos culpamos continuamente sobre el daño que dejamos que nos hiciesen como si pudiésemos controlar la acción de los demás. Lo cierto es que no podemos controlarla, pero sí nuestra respuesta. 
El agua pura e impasible de un lago puede ser perturbada por una pequeña piedra que cae, pero vuelve a su paz cuando la piedra se pierde en la oscuridad de su fondo. Lo mismo ocurre con nuestra mente y el pensamiento que nos turba. 
A veces, nosotros somos la piedra. Cada uno de nosotros en algún momento de su existencia ha causado dolor a alguien, no siempre voluntariamente, y por ello también nos culpamos. Y es que pensar una y otra vez en como deberíamos haber actuado, o en cómo deberían habernos tratado, en cómo vengarnos...deja a un lado una cuestión de mayor magnitud como es la cooperación al bien común. 
Debemos perdonarnos a nosotros mismos para poder avanzar, debemos aprender de nuestro paso por el mundo ¿Si no podemos controlar el mal que nos causan por qué sufrimos por él?
“Si no es algo que me genere paz, no me interesa.
Ya no estoy para guerras”.

M.

lunes, 29 de octubre de 2018

Late Night



No me mires así. Es cruel tu mirada de compasión, mi reflejo en ella me hace daño. Soy un ciervo herido al que pronto podrás colgar en tu pared de trofeos, como recuerdo de algo bello que observabas antes de verlo desvanecerse. Y no te puedo mentir, cada día me hace menos daño tu forma de mirarme pero aún no lo suficiente como para no sentir nada. Y siento que estás aquí, a mi lado, porque noto el calor de tu cuerpo ante mí. Y te escucho... pero cada día tu voz es más frágil, a pesar de ser la misma, empezando a convertirse en un susurro a través del tiempo. 
No lo entiendo, al menos no del todo, porque eres tú el que ha decidido marcharse pero soy yo la que se está evaporando ante tus ojos. Y entre tanto vaho no puedo distinguir si realmente esto va en serio, así que no sé si ponerme a llorar o a dormir. 

Siguen pasando los días pero no te vas, ni de mi casa, ni de mi cama, ni de mi cabeza… y no lo entiendo. Todas las mañanas me despierto tensa por haberme pasado la noche intentando obligar a mi cuerpo a no acercarse al tuyo, como si intentase repeler la atracción de un imán. Y ya no puedo más, no puedo más con tu recuerdo. Te fuiste hace meses y aún te veo, aún te siento, tu jodido recuerdo te imita a la perfección, me mira, me habla, incluso huele como tú. Y no eres tú, lo sé, pero aún así se me hace difícil seguir conviviendo contigo.



M.

jueves, 4 de enero de 2018

Recuerdos fríos de amor en Londres.

viernes, 10 de febrero de 2017

Transición.





A veces me pregunto cómo será olvidarme de ti.  En realidad, lo imagino y siento miedo. No es precisamente una tarea fácil porque a cada instante recuerdo los besos de las noches en las que aún no sabía cuál era tu canción favorita o el lado que ocuparías en mi colchón, pero ya sabía que quería descubrirlo. Suelo recordar el momento en que decidí que mi tiempo llevaría tu nombre y la forma tan imperfecta en la que decidimos comenzar a querernos. No es fácil olvidarte porque incluso sabiendo que debo me sorprendo a mí misma deseando no hacerlo.Y es curioso, porque en ese mismo momento también pienso lo bonito que sería completarme sin necesidad de pedírselo a nadie. Y pienso que el dolor es algo que va cambiando con el tiempo e igual que doliste dejarías de hacerlo. También es cierto que fingir que aún dueles es la excusa perfecta para no tener que dejarte ir del todo.

En días como estos me encuentro en casa preguntándome como una idiota qué hacer con lo nuestro. Y cuándo hablo de lo nuestro me refiero a esa extraña relación que mi corazón aún mantiene con tu recuerdo ¿Y si finalmente me decido a hacerlo?¿Y si al fin hoy decido olvidarte? Quizás así pueda yo al fin volver a encontrarme. Hace ya algún tiempo que no me reconozco, y todo ello es culpa de vivir tanto tiempo bajo el molde de tus ojos.

Lo triste es que siempre vuelvo al principio imaginando lo bonito que sería olvidarte y lo que cuesta cada día decidir si dejar de quererte o quizás no hacerlo y... comenzar a odiarme.


M.

jueves, 4 de agosto de 2016

But i love you anyway



Miraba el vaso de cerveza con la esperanza de encontrar dibujada entre su espuma la solución a sus problemas, pero al parecer aún no había bebido lo suficiente para ello. 
Nos encanta complicarnos la vida como imbéciles que no entienden que a veces el camino fácil es el correcto. Día a día iba comprendiendo que mi alma tenía algo de masoquista, porque siempre acababa magullada y con ganas de volver a lanzarse a otro abismo. Siempre apuesto más de lo que tengo a sabiendas de que una vez te quedas sin nada te echan del casino. Y en este momento tú eres un crupier a punto de llamar al de seguridad. 


Pasé de la sospecha de tenerte a la certeza de perderte, pero hoy sigo luchando para que me dejes apostar un poco más. Sé que ya no tengo más ases en la manga pero aún tengo la mano llena de corazones. 

Aunque quizás lo mejor sea que me vaya y deje de mendigar amor. Porque yo también estoy cansada de volver a casa sin nada después de darlo todo. Que si aún me quieres ,como dices, te sentarías a mi lado y apostarías todo por una pareja dispar. Lo apostarías todo por nosotros una vez más. 



M. 

sábado, 2 de enero de 2016

Ojalá nunca leas esto.

Ojalá nunca leas esto. Ojalá nunca te sientas como yo me siento.

Te fuiste huyendo... como si de repente hubieses descubierto que aquél no era el sitio en el que debías estar. Desde el mismo momento en que nos encontramos decidimos jugar a ver quién sentía menos de los dos. Del mismo modo que se juega con fuego consciente de las quemaduras resultado de ello. Nos sentíamos invencibles dentro y fuera de las sábanas de la incertidumbre de aquello a lo que nunca pusimos nombre, pero siempre quisimos. Nos hicimos daño de tanta rabia por no querer querer. Nos jodimos por las ganas de jugar solo con la piel. 

Hoy estoy cansada de soñar contigo y nunca despertar a tu lado, cansada de jugar a descubrir si hoy siento menos que ayer, y no parar de perder. Hoy el verde de tus ojos me atormenta si me hablan de esperanza, y las noches acaban pero... ya no hay mañanas. Ojalá no leas esto pero me duele la garganta de callar. Ojalá no leas esto porque al final voy a confesar, que me duele…me duele aún el alma por amar(te). 

M. 


(Relato ganador concurso creado por el escritor Brian Aguilar Sánchez autor de "Lágrima azul en el mar", "Seis pasos, seis pétalos y un adiós" y
 http://inviernoeneltejado.blogspot.com.es) 

lunes, 7 de diciembre de 2015

Esa manía tuya de volver cuando ya apenas dolías.





Llegaste como las adicciones que reaparecen en las noches de excesos, 
en las noches de querernos y jodernos. 

Llegaste cuando comencé a cambiar la sombra sobre la que hablaban mis versos. 

Llegaste mojando  los miedos que ardían en mi cuerpo. 

Llegaste porque el karma sabe que lo que más deseaba, 
era lo que más me acabaría  doliendo.

Llegaste con una paz que se convirtió en guerra fría de reproches y de besos. 

Llegaste del mismo modo que yo nunca llegué a otros cuerpos. 

Llegaste afinando dudas, fingiendo liberar mis sueños.

Llegaste declarando que hay miradas que son la puerta al paraíso eterno
aunque en este caso nos sobró la manzana y la serpiente rodeándonos el cuello. 

Llegaste, y aún así te sigo echando de menos.
Legaste, pero nunca terminaste de hacerlo. 


M.






lunes, 13 de julio de 2015

Ave fénix.





He llegado al punto de inflexión de esta etapa, a la salida del camino de dudas que azotaban mi mente anestesiada para no sentir el dolor que yo misma me he hecho. He llegado al final del camino de baldosas amarillas y aún no he encontrado nada más que unas ganas locas de llorar.

Necesito un cambio. Necesito cambiarme. Resurgir de mis cenizas como el ave fénix, lamerme las heridas como un animal herido y continuar sin saber dónde ir.
Quiero coger los reproches, las inseguridades, el rencor, y también el pasado y llevarlos al aeropuerto más cercano a coger un avión sin billete de vuelta. Quiero empezar a quererme, porque ahora que tú has dejado de hacerlo ya no recuerdo que se sentía. Quiero escribir poemas de amor sobre mí que no hablen de ti, borrar la palabra nosotros del diccionario, y arrancarle a mordiscos nuestras huellas al colchón.

Por primera vez no quiero que vuelvas...esta vez no.

M.